La historia de Libardo Morales es un testimonio de superación, perseverancia y pasión. Nacido en Marmato, Caldas, en 1960, Libardo creció en un entorno rural, rodeado de la belleza de la naturaleza y la dureza de la vida campesina.
Desde muy joven, Libardo soñó con un futuro mejor, pero la vida le tenía preparadas pruebas que pondrían a prueba su determinación y su corazón. A los 12 años, se vio obligado a dejar su hogar en el campo para mudarse a Virginia, Caldas, después de que una tragedia familiar lo dejó sin nada.
La pérdida y el dolor fueron sus compañeros de viaje durante mucho tiempo, pero Libardo nunca se rindió. A los 14 años, se encontró viviendo en un refugio en Pereira, después de que su familia perdió todo en la inundación de su casa. Pero en medio de la adversidad, Libardo encontró una luz de esperanza en la panadería.
Fue en ese momento cuando Libardo descubrió su pasión por la panadería. Quería ser como los panaderos que veía trabajar con dedicación y amor, creando deliciosos panes y pasteles que deleitaban a la gente. Y así, comenzó a aprender el oficio de panadero, sin recibir pago, solo para aprender y mejorar.
La dedicación y la pasión de Libardo no pasaron desapercibidas, y pronto, el jefe de la panadería se dio cuenta de su potencial y le ofreció un trabajo como ayudante de panadería. Libardo aceptó con entusiasmo, y pronto se convirtió en un experto panadero.
A los 18 años, Libardo se arriesgó a trabajar como panadero en una panadería pequeña, y allí, creó su primer pastel, un delicioso pastel de tres pisos con cobertura de mantequilla, azúcar y limón. La reacción de la gente fue increíble, y Libardo se dio cuenta de que había encontrado su verdadera vocación.
El jefe de la panadería se impresionó tanto con el pastel que Libardo había creado que lo invitó a la fiesta de los 15 años de su hija, para que repartiera el pastel entre los invitados. Libardo se sintió orgulloso y emocionado de haber sido invitado a la fiesta, y se dio cuenta de que su pasión por la panadería lo había llevado a lugares y experiencias que nunca había imaginado.
La historia de Libardo continuó con su mudanza a Cali, donde estableció su primer negocio, la Panadería La Ricura, en un barrio lejano. Luego, abrió una segunda panadería en un barrio de Jumbo, Valle, y una tercera en el municipio de Vijes, Valles.
Pero la vida de Libardo no estuvo exenta de desafíos. En 1998, se mudó a Estados Unidos, específicamente a Nueva York, donde trabajó como panadero. Allí, conoció al amor de su vida, su esposa, quien es sobreviviente de los ataques a las Torres Gemelas.
Juntos, decidieron buscar un nuevo horizonte y se mudaron a Carolina del Sur, donde Libardo estableció una nueva panadería. Pero la vida no fue fácil, y Libardo se vio obligado a hacer otros oficios para sobrevivir.
Sin embargo, la pasión de Libardo por la panadería nunca murió, y pronto, se dio cuenta de que era hora de volver a sus raíces. Con la ayuda de sus hijos, Sebastián y Justin, Libardo inauguró una nueva panadería y restaurante, que se convirtió en un éxito rotundo.
La historia de Libardo es un testimonio de la superación, la perseverancia y la pasión. A pesar de los desafíos y los obstáculos, Libardo nunca se rindió, y siempre siguió adelante, creando un legado que inspirará a generaciones futuras.
Libardo es un ejemplo vivo de que la pasión y la determinación pueden llevar a alguien a alcanzar sus sueños, a pesar de las adversidades. Su historia es un recordatorio de que nunca es demasiado tarde para seguir adelante y que la familia y el amor pueden ser la fuerza que nos impulse a seguir adelante.